A veces, sin saber como, uno llega a los sitios, en un mal momento, te dicen muchas veces, tú no sabes ni entiendes el porqué. Tú has llegado y punto, te dices. Mal momento, te vuelves a repetir una y otra vez, sin llegar a entenderlo.
Tú has llegado a ese sitio hace tiempo, y a los pocos días o meses, de seguir con tu jodida rutina, alguien te suelta, "no puede ser, ahora no", tenías que haber llegado un poco más tarde. Y tú incrédulo, con cara de gilipollas, asientes como un tontarrón, aun a pesar, de que por dentro te estás diciendo, que serás tú quien tiene que decidir, si es un buen o mal momento. Pero te sale tu talante paciente, y optas por hacerle caso a ese alguién, a sabiendas de que seguramente, a partir de ese momento, a tú presencia en ese sitio, le quedan tres telediarios.
Y efectivamente, a partir de ese día, todo lo que puede salir mal, sale mal, y peor, si cabe. Al final, te das cuenta, que te has equivocado, como llevas haciendo toda tu vida. Pero en esos instantes finales, cuando tu agonía está prescribiendo ya, te sale por todos los poros de la piel, el poco orgullo que te queda, y decides que no, que está vez no te vas a equivocar...
No obstante, en el fondo, tu pobre corazón oxidado, está seguro al 100 %, de que el tropezón, va dar a parar con tus narices contra el suelo.
Tú has llegado a ese sitio hace tiempo, y a los pocos días o meses, de seguir con tu jodida rutina, alguien te suelta, "no puede ser, ahora no", tenías que haber llegado un poco más tarde. Y tú incrédulo, con cara de gilipollas, asientes como un tontarrón, aun a pesar, de que por dentro te estás diciendo, que serás tú quien tiene que decidir, si es un buen o mal momento. Pero te sale tu talante paciente, y optas por hacerle caso a ese alguién, a sabiendas de que seguramente, a partir de ese momento, a tú presencia en ese sitio, le quedan tres telediarios.
Y efectivamente, a partir de ese día, todo lo que puede salir mal, sale mal, y peor, si cabe. Al final, te das cuenta, que te has equivocado, como llevas haciendo toda tu vida. Pero en esos instantes finales, cuando tu agonía está prescribiendo ya, te sale por todos los poros de la piel, el poco orgullo que te queda, y decides que no, que está vez no te vas a equivocar...
No obstante, en el fondo, tu pobre corazón oxidado, está seguro al 100 %, de que el tropezón, va dar a parar con tus narices contra el suelo.
1 comentario:
... que asquerosas llegan a ser las musas, buscan la manera de joderte para poder salir a dar una vuelta...ánimo.
Publicar un comentario