martes, 14 de noviembre de 2006

Chica X vs Chica Y.

En estos últimos días, han entrado a formar parte de sus pensamientos mas libidinosos, la chica X y la chica Y, y como bien dice un camarada del Territorio Comanche, cuando nos enamoramos, traicionamos nuestra naturaleza, y escogemos a una entre el resto.

Y en este caso, el sujeto se decanta claramente por la chica X, al tratarse la chica Y, de esa chica, que cuando uno la conoce, hace que sus manos tiemblen, que se le nuble la vista y le sude el cerebro. Esa chica que le intimida violentamente con su mera presencia. Esa chica que cuando esta a menos de un metro de él, provoca a su boca, que no deja de soltar tonterías y más tonterías. Esa chica Y, con su cuerpo perfecto, con su tatoo a media espalda, que se esconde pero que se deja ver, soltando rienda a sus pensamientos mas inconfesables. Esa chica, que en medio de una reunión de viejos colegas, de años de Bacardis y Cafeína a primera hora de la mañana, hace que su vista no pueda apartarse de esos ojos azules - tal vez lo traicione su mala memoria - que le hacen derretirse vivo al momento, y lo atrapan en esa espiral sin sentido, que le hace hacer locuras por Ellas, que aunque se lo merecen, lo enganchan y la caída al final, siempre es la misma... Y de repente los 19 días le parecen breves, pero las quinientas noches una eternidad tan innecesaria como dolorosa.

Y así, el sujeto pone sus pies en tierra firme, y mira de reojo a la chica X. Si señores míos, la chica X. Esa chica tan antiY, que le hace creer, que salir del segmento de población, perteneciente a los tipos del montón, es un proyecto viable a corto plazo. Esa chica que entre las nueves y onces y medias de sus últimas semanas, hace que esas noches de días laborables sean el paraíso eterno frente al infierno de la diaria rutina del laburo. Que entre colchonetas y máquinas para hacer felices a tontos cuerpos Brad Pitts, le pide que la saque del lío en que acaban de meterse sus tobillos, entre los hierros de esas máquinas, que para el sujeto son un rosario diario de sufrimiento, pero que hacen que cada nueva noche el sujeto y la chica X, tengan esos momentos, casi obligados, de cultivo a sus cuerpos, en incómoda soledad, entre la población alborotada de la Pensión Del Culto Al Body.

Y al final de cada jornada, mientras la chica X, espera con el paquete de cigarrillos en la mano - que el sujeto salga en estado de ingravidez - a que se encienda alguno, contra prescripción facultativa, a la media hora, en un banco del jardín que adorna el portal de su Kelly. Entre coloquios sobre sus tremendas ganas por aprender a tocar la guitarra española, o los encajes entre sus universos musicales, o aquella primera vez que se conocieron años atrás, en que la chica X, pensaba que él se abrazaba con más gusto a una botella de Jack Daniels que al cuerpo de una dama… Para, de repente despedirse hasta la siguiente noche, y su cuerpo ya metido en vereda, arrancar el motor de su turbodiesel, maquinando en ese instante, que se equivocará otra vez, sí, otra vez, y las quinientas noches serán tan innecesarias como de costumbre pero igual de dolorosas que como tantas otras…

...mientras escucha Wild World, se mete al cuerpo un café insípido de máquina y sostiene entre los labios un Winston.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno

Nalyd dijo...

Viniendo de usted, es todo un halago, Maestro, pero para llegar a la calidad de tus escritos, me haría falta toda una vida.