lunes, 13 de noviembre de 2006

Melomanía (II)

Janis Joplin.

Sus amigos la llamaban Perla. Fue una cantante visceral, una blanca sumergida en la pena negra del blues, una texana montada a lomos de un caballo desbocado, una mujer en el ojo del huracán de cambios sociales de los Estados Unidos de los 60. Janis Joplin, sin embargo, era también una persona tímida, sensible, constantemente necesitada de amor. Su vólcanica personalidad escénica compensaba las debilidades de la Janis de todos los días. Fue la única mujer en el olimpo del rock de la época. Representó, más que muchos otros, el alma de una revolución de las costumbres, de esa contracultura que buscaba un mundo más fácil de vivir, más divertido y menos envarado: más humano. Leonard Cohen compuso "Chelsea Hotel" pensando en ella. En otro hotel la encontraron muerta, sobredosis accidental de heroína fue el dictamen médico, en aquellos años difíciles que se cobraron tantas víctimas: Brian Jones, Jimi Hendrix, Jim Morrison...

Meses después de su muerte, se publicó Pearl, su obra póstuma e inconclusa, su versión de "Me and Bobby McGee", de Kris Kristofferson, llegó a lo alto de las listas, con una Janis tan vulnerable como enérgica en ese tema grabado en una sola toma.


Janis cantaba canciones de negros y tenía la voz de una negra, cantaba jugándose la vida... y la perdió.
Extraído de textos de Ricardo Aguilera.

No hay comentarios: