lunes, 29 de enero de 2007

Discos del siglo XXI (V)


Fue una mañana, o una tarde, o quizás... sí, seguramente fué una noche a altas horas de la madrugada, cuando navegando por la red de redes, me topé, con esta reseña. Al día siguiente, a la salida del curro, me pasé por Peggy Records, seguro de que las líneas que había leído la noche anterior, no me harían arrepentir de comprar, con los ojos cerrados, The Wind. A la noche, después de cenar, bajé al salón, lo pusé en mi pc, y ya en la primera escucha, todo lo que vaticiniba la reseña, se cumplía canción tras canción...



The Wind - Warren Zevon (2003)

En este disco el contexto lo es todo. Hay precedentes igual de fúnebres: Freddy Mercury cantando “The Show Must Go On” en su último rol cabaretero a lo Judy Garland, George Harrison despidiéndose con “Brainwashed”, Eddie Cochran matándose en un accidente justo cuando en los charts radiofónicos triunfaba su “Three Steps To Heaven”.

No se puede analizar “The Wind”, sin tener en cuenta que Warren se estaba muriendo mientras lo grababa, igual que no se puede escuchar “Double Fantasy” ignorando la relación de John Lennon y Yoko Ono. Para su adiós, Zevon se apoyó en once canciones de su mejor rock génerico, con folk y blues en las venas. Aquí, lo más alejado de su canon de guitarra-bajo-teclado-batería es un cameo de maracas. Porque aquí los cameos los ponen sus amigos: Bruce Springsteen, Tom Petty, Emmylou Harris, Dwight Yoakam, Jackson Browne, Ry Cooder, Billy Bob Thorton, Joe Walsh, Don Henley...

Empieza con “Dirty Life & Times”, que parece llegar desde “Life'll Kill You”, su gran álbum de 2000. Un prólogo que advierte de todo lo bueno que está al caer. Como ese mano a mano huracanado con un pletórico Springsteen, que se vacía en “Disorder In The House” y saca la voz raspada que antes echó capotes a Joe Grushecky y Mike Ness. El “Boss” se desmelena con solos de guitarra que en estudio no hacía desde “Darkness On The Edge Of Town”. Más solos flipantes: las slides de Walsh en “Rub Me Raw” –momento George Thorogood- y la de Cooder en “Prison Groove”.

Hay una versión, y como no podía ser de otra manera en el sarcástico Zevon, es la dylaniana “Knockin' On Heaven's Door”, con unos “abran las puertas” en la parte final, marca de la casa. No es un disco sentimental, sino uno con muchísimo sentimiento. Las baladas “El amor de mi vida”, “Please Stay” y “Keep Me In Your Heart” duelen barbaridades. Un hombre que descubre mientras muere que sabe del amor más de lo que creía.


Canciones recomendadas: Dirty Life And Times, Disorder In The House, Numb As A Statue, She's Too Good For Me, The Rest Of The Night y por supuesto, la inolvidable versión de, Knockin' On Heaven's Door.

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