
Por eso, después de tantas muertes innecesarias, llegan a la conclusión, que mejor que otra innecesaria muerte, es una fuga, un segundo antes de la auto ejecución. Después de echar un vistazo atrás, y observar el largo recorrido, que les lleva al límite, que no les dejan más opción que abandonarse a una fuga, se mezclan emociones encontradas; alegría, decepción, celos, rabia, impotencia, cobardía… y miedo. Miedo a encontrarse nuevamente, en el principio del comienzo.
Porque en el principio del comienzo, todos los días son pares, y los titulares quedan relegados a un segundo plano, pero cuando llega el principio del final, los días son impares y los titulares, vuelven a ser Grandes Titulares, mientras esa maldita vocecita cabrona, les golpea en la sien, una y otra vez… si esto no puede ser el final, porque lo es.
...quién no habrá tenido ayer, un jodido día impar, y se levantará mañana con la esperanza de tropezarse, con un ansiado día par...
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