
Y aunque la compañía es buena, y una tarde da mucho de si, también tienes momentos, para dejarla de lado un rato, y sumergirte en la red de redes…Y descubrir una maravillosa versión del Temptation de Tom Waits a cargo de Diana Krall (lo sé, descubrir esta joyita a estas alturas debería estar penado con estancia gratuita en Pereiro). Solo por esos pequeños detalles, muchas veces merece la pena pasarse una tarde de domingo en Casa Remedios.
Tu cabeza aun sigue moviéndose al ritmo de Diana Krall, mientras sigues revisando la discografía de la Dirty Dozen Brass, el Orphans de Waits, Los Poetas del Ritmo que te presentó el camarada de currelo, te das cuenta de que Chabela te sigue acelerando el ritmo del corazón, como podría hacer un Ferrari a 305 Km/h por Maranello. También tienes tiempo para tomar un café y de paso encetar unha poia de pan...y mandar ese emilio que acabas de recordar, con dirección Rúa Olvido, sobre tus dudas acerca de una pequeña obra maestra.
Y muerta la tarde, metido en pleno acueducto, la noche terminará como tantas otras, a altas horas de la madrugada entre winstons, acordes de Miles, y de quizás alguna secuencia inolvidable de Francois Truffaut.
5 comentarios:
Esas tardes de hallazgos musicales/cinematográficos en las que el sofá está cubierto de arenas movedizas, las colillas llenan el cenicero y siempre queda cerveza fresquita en la nevera son, simplemente, imprescindibles...
Besos, desde el destierro del sur
HOla!!!
Estiven escoitando una canción de sabina...Como te digo una CO te digo la O.
Pero qué risa!!!
Falamos.
Estiven escoitando una canción de sabina...Como te digo una CO te digo la O.
Pero qué risa!!!
Falamos.
Pues sí...que sería de nosotros, sin esas tardes imprescindibles. A mi también me encantaría perderme por La Ciudad, por esta época del año. Aprovecha las últimas horas de destierro, e un saúdo Olvido.
Publicar un comentario