
Antes, cuando un pincho de tortilla y una baraja de naipes, te seducían más que el Teorema de Ruffini o el Siglo de Oro. Cuando no quedó más remedio que dejarte seducir por teoremas y biografías, tras un conveniente año sabático (pensaba uno), annus horribilis según la dictadura que organizaba tu vida, por aquel entonces. Cuando el hombre del pantalón de pana y chaqueta verde, atendió a mis suplicas, me doctoró en Ciencias Exactas y me liberó de los paseos matutinos por el Novísimo.
Antes, después de zafarme de la orientación universitaria, con el consiguiente disgusto en Casa Remedios, y dar con mis huesos en la formación profesional, que era mi salvoconducto hacia mi formación universitaria (que a día de hoy he comprobado, me ha servido más bien de poco que de mucho). Cuando ya no tenía que volver a cruzar nunca más el Miño. Cuando descubrí que las caras con las me cruzaba por el Novísimo, eran ahora el enemigo, disfrazado con bata blanca. Cuando esperabas impaciente a que llegara la hora de educación física, para echar una pachanga al fútbol-sala. Cuando ya no te daba llegado la hora, de subir otro peldaño y dejar atrás las horas de Matemáticas Financieras, Prácticas Administrativas…para desembarcar en el recinto del Hospital Viejo.
Antes, cuando dejaste esos cuatro más dos irrepetibles años y llegaste por fin a la Universidad, y te diste cuenta, de que el cuento de nunca acabar volvía a empezar…y joder, como sigo añorando esos años…
Escuchando Foxy's Folk Faced de Ocean Colour Scene
2 comentarios:
De modo que ¿eres Doctor en Ciencias Exactas?
Para volverse loco...
Besos
Que va, el hombre del pantalón de pana y chaqueta verde, me aprobó la última asignatura que me quedaba, un sufi raspado en Mates, y así pude escaparme de la cárcel (Bachiller). En realidad, solo soy un simple diplomado en CC.EE. Un saúdo.
Publicar un comentario