lunes, 16 de abril de 2007

Cuatro más dos

A menudo añoro los años, en que mis pies sabían de memoria los recorridos, que me llevaban siempre a una cárcel sin rejas. Cuatro más dos, donde dos fueron un paseo de rosas, y cuatro un autentico calvario…para mis familiares más directos (entiéndase padres y madres adoptivas varias). Antes, cuando las mañanas te levantaban a golpe de fregona, cuando la cabellera de este piel roja, era indomable frente a un espejo de cuerpo completo, cuando el desayuno era compartido. Años cruzando el Miño, cruzándote con las mismas caras, que con el paso del tiempo resultarían ser el enemigo.

Antes, cuando un pincho de tortilla y una baraja de naipes, te seducían más que el Teorema de Ruffini o el Siglo de Oro. Cuando no quedó más remedio que dejarte seducir por teoremas y biografías, tras un conveniente año sabático (pensaba uno), annus horribilis según la dictadura que organizaba tu vida, por aquel entonces. Cuando el hombre del pantalón de pana y chaqueta verde, atendió a mis suplicas, me doctoró en Ciencias Exactas y me liberó de los paseos matutinos por el Novísimo.

Antes, después de zafarme de la orientación universitaria, con el consiguiente disgusto en Casa Remedios, y dar con mis huesos en la formación profesional, que era mi salvoconducto hacia mi formación universitaria (que a día de hoy he comprobado, me ha servido más bien de poco que de mucho). Cuando ya no tenía que volver a cruzar nunca más el Miño. Cuando descubrí que las caras con las me cruzaba por el Novísimo, eran ahora el enemigo, disfrazado con bata blanca. Cuando esperabas impaciente a que llegara la hora de educación física, para echar una pachanga al fútbol-sala. Cuando ya no te daba llegado la hora, de subir otro peldaño y dejar atrás las horas de Matemáticas Financieras, Prácticas Administrativas…para desembarcar en el recinto del Hospital Viejo.

Antes, cuando dejaste esos cuatro más dos irrepetibles años y llegaste por fin a la Universidad, y te diste cuenta, de que el cuento de nunca acabar volvía a empezar…y joder, como sigo añorando esos años…

Escuchando Foxy's Folk Faced de Ocean Colour Scene

2 comentarios:

Olvido A. dijo...

De modo que ¿eres Doctor en Ciencias Exactas?
Para volverse loco...

Besos

Nalyd dijo...

Que va, el hombre del pantalón de pana y chaqueta verde, me aprobó la última asignatura que me quedaba, un sufi raspado en Mates, y así pude escaparme de la cárcel (Bachiller). En realidad, solo soy un simple diplomado en CC.EE. Un saúdo.